Política
Los «verdaderos mortales» son los únicos condenados
La política hizo de las suyas y jugó en contra, una vez más, de la sociedad argentina.
La política hizo de las suyas y jugó en contra, una vez más, de la sociedad argentina.
El martes 6 de septiembre, en el Tribunal Federal Oral 2, comenzará el alegato jurídico de los representantes legales de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. Día después, de que comience la defensa de los acusados en la Causa Vialidad.
Carlos Beraldi, abogado principal de la líder del espacio Frente de Todos, hará hincapié en el cruzamiento de mensajes entre José López, ex secretario de Obras Públicas y Nicolás Caputo, empresario argentino de la construcción y amigo íntimo del expresidente, Mauricio Macri.
Pruebas utilizadas por Cristina Fernández de Kirchner en su defensa pública y mediática, sin asidero legal, tras el pedido de condena a doce años de prisión y la inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos, por parte de los fiscales federales, Diego Luciani y Sergio Morla.
La intención de la defensa es “demostrar que la fiscalía mintió, que la prueba producida fue recortada intencionalmente”, manifestó uno de los representantes legales de la Vicepresidenta.
Para la Fiscalía, la presidenta del Senado fue jefa de una asociación ilícita, que direccionó fondos nacionales entre 2003 y 2015 a Lázaro Báez, empresario santacruceño de la construcción y amigo del difunto expresidente Néstor Kirchner, para la construcción de 51 obras públicas.
“No tuvo arrepentimiento y ostentaba el cargo máximo del Estado nacional y empleó su poder sobre el resto de los imputados para alcanzar la finalidad de lucro tan anhelada”, sentenció Luciani en su alegato final.
En respuesta, Cristina Kirchner, argumentó que se trata de una táctica no convencional denominada Lawfare, impulsada por los “partidos judiciales”, para “estigmatizar y anular a los gobiernos populares”.
Según el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, el Lawfare es “el uso indebido de instrumentos jurídicos para fines de persecución política, destrucción de imagen pública e inhabilitación de un adversario político, a través de una amplia cobertura de prensa para presionar al acusado y su entorno, de forma tal que éste sea más vulnerable a las acusaciones sin prueba”.
Ahora bien, posibles hipótesis. Si el Tribunal Federal Oral 2 culpabiliza a Cristina Fernández de Kirchner -que según ella, la sentencia ya está escrita-, la Vicepresidenta podría apelar el fallo ante la Cámara Federal de Casación Penal. Sí Casación ratificara la condena, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, es otra carta para barajar. Y como si fuera poco, si el máximo tribunal del país, fallara en su contra, la Corte Internacional de Justicia, es el as bajo la manga.
Con viento a favor, el veredicto de los jueces: Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andres Basso, nombrados durante el periodo presidencial y avalado por la firma de Cristina Kirchner, estará para fines de este año; a más tardar para inicios del 2023.
A pesar de que el año entrante, sea estrictamente electoral y que el Tribunal ratifique el pedido de la Fiscalía, no empaña la posibilidad de que la Vicepresidenta ocupe un lugar en la escena política. Escena política mediatizada, que alimenta y distrae a quienes se encuentran de ambos lados de la grieta, que juega en pos y pro de los próximos candidatos presidenciales y que ignora la realidad tangible de todos y cada uno de los ciudadanos que no llegan a fin de mes.
Sin ir más lejos, en la etapa final del alegato del Fiscal Luciani, el ministro de Economía, Sergio Massa, recortó $50.000 millones en educación, fondos que iban a destinarse para el fortalecimiento edilicio de jardines de infantes y el programa Conectar Igualdad. Ajuste que se agudizó con la quita de $10.000 millones al ministerio de Salud, para el programa de Prevención y Control de Enfermedades Transmisibles.
Nuevamente, prima el interés político que excluye a los “verdaderos mortales”, quienes lejos están de saber y querer entender los hilos de la política, y palpan de cerca la cruda realidad que los condena a diario.