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La educación, un nuevo motivo para agrietar
Parte de la sociedad es rehén de un enfrentamiento político, que pone en jaque a la comunidad educativa, formadores de nuestra futura generación, donde la virtualidad como único modo de conexión.
Parte de la sociedad es rehén de un enfrentamiento político, que pone en jaque a la comunidad educativa, formadores de nuestra futura generación, donde la virtualidad como único modo de conexión.

Parte de la sociedad es rehén de un enfrentamiento político, que pone en jaque a la comunidad educativa, formadores de nuestra futura generación, donde la virtualidad como único modo de conexión, profundizó las desigualdades en Argentina.
Las escuelas porteñas continúan abiertas tras la intimación de los ministerios de Educación y Justicia a que cumplan el DNU presidencial, y a pesar de que el juez federal, Esteban Furnari, dictaminó que la ciudad de Buenos Aires debía suspender la presencialidad en las aulas, hasta que la Corte Suprema de Justicia de la Nación se expida luego de declararse competente, otorgándole cinco días al Gobierno nacional para que conteste.
El Procurador de la Ciudad, Gabriel Astarloa, le recomendó al Jefe de Gobierno acatar el fallo anterior que garantiza las clases presenciales, pese al decreto nacional que obliga a cerrar los colegios en el AMBA por 15 días para desacelerar el crecimiento de contagios de coronavirus, y no el que se dictó el martes en un proceso que según él, no es válido y tiene irregularidades.
Mientras se agudiza el enfrentamiento entre el Gobierno nacional y el Gobierno porteño, padres, madres, niños, niñas y docentes, son víctimas del poder, que antepone sus propias batallas.