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Científicos argentinos desarrollaron un horno que descontamina barbijos
El invento de función sanitizante fue desarrollado por un grupo de profesionales del Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue.
El invento de función sanitizante fue desarrollado por un grupo de profesionales del Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue.
Un grupo de profesionales del Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales del Conicet (Ipatec) y la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) con sede en la ciudad crearon un horno para la reutilización de barbijos, que permite descontaminar más de cien tapabocas por hora, en un trabajo conjunto con el área de Ingeniería de Groupe PSA Argentina.
"La iniciativa surgió a raíz de un informe que realizó el Ipatec en relación a la importancia de usar barbijo en la vía pública como medida complementaria para mitigar el contagio del coronavirus", señaló el reconocido doctor en Biología y director del Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geo ambientales (Ipatec), Diego Libkind, a la agencia de noticias Télam.
Ese primer informe, que contenía también algunos consejos y recomendaciones sobre formas de confección, uso y reutilización de barbijo, y la decisión de la provincia de Río Negro de implementar luego el uso obligatorio de tapabocas fueron el disparador al que se sumaron luego otros actores.
Empresas comenzaron a probar este invento
"A raíz de ese informe, la empresa Peugeot Argentina, en función de la gran cantidad de empleados que tiene –que ronda el millar–, comenzó a evaluar la manera de producir los barbijos para equipar a sus trabajadores en el contexto laboral", relató el científico patagónico.
La compañía comenzó analizando la alternativa de producir cantidades industriales de barbijos porque en su idea se trataba de un producto descartable y presentaron la consulta a los investigadores para diseñarlos de manera adecuada.
"En función de eso, se empezó a charlar sobre cuestiones alternativas considerando que una producción de esa cantidad de barbijos y después de descarte sería de impacto ambiental muy fuerte, además del costo que implica la fabricación y así es que apareció la idea de desarrollar alguna estrategia de reutilización", agregó Libkind a esta agencia.
Según el profesional, hay varias formas de descontaminar los barbijos y una de ellas implica obviamente la aplicación de calor: por esa vía se planteó un trabajo conjunto entre ingenieros, técnicos y diseñadores de la empresa junto con ingenieros y microbiólogos del Ipatec para diseñar un horno que cumpliera ese rol sanitizante.
¿Cómo funciona el horno?
Este horno, a través del calor seco cercano a ochenta grados y un sistema conectivo, que le permite que la temperatura sea homogénea en todos los puntos del compartimento, puede descontaminar más de cien barbijos por hora, resolviendo la higiene y el cuidado del ambiente al mismo tiempo para los empleados de la empresa.
"Gracias a esta interacción, lo que se planteó fue tratar de hacer un diseño de bastante fácil acceso, sin complejidades tecnológicas pero eficaz, y dejando los datos más importantes del equipo abiertos para que cualquier interesado, empresa o individuo, lo pueda utilizar para hacer su propio horno de reutilización", dijo el biólogo.
Por otro lado se planteó que la empresa fabricará un número mayor de los hornos de los que necesita, para donar los restantes a instituciones públicas: "Ese fue el acuerdo del intercambio", aseveró Libkind.
"La fabricación del horno quedará en manos de la empresa y no del Ipatec, pero poniendo a disposición tanto los planos como los detalles del diseño de manera que cualquiera pueda replicarlo sin más costo que el de los materiales y la fabricación en sí", agregó el investigador.