Entrevistas
Nancy Anka junto a Karim Gonzalez en Sola en los Bares
Nancy Anka y una verdad inesperada sobre su paso por Grande Pá y cómo desapareció del medio después
Nancy Anka y una verdad inesperada sobre su paso por Grande Pá y cómo desapareció del medio después
Estuvo en una ficción que hacía picos de 60 puntos de rating. Era una de las "chancles" de Grande Pa, la comedia televisiva que protagonizaban Arturo Puig y María Leal y fue un éxito sin igual. Sin embargo, después de ese fenómeno, bajó drásticamente su perfil. En una extensa charla con Karim González en Sola en los Bares, Nancy Anka habló como nunca de su paso arrollador por Grande Pá, el programa que la transformó en un ícono de los 90. Con honestidad y crudeza, la actriz describió cómo vivió esa explosión de popularidad, qué puertas se abrieron —y cuáles se cerraron— y cómo eligió mantenerse fiel a sí misma incluso cuando eso significó pagar costos altos dentro del medio.
“Grande Pá fue una de esas puertas inmensas que te cambian la vida”
Al recordar su llegada al programa, Anka reconoció que fue el resultado natural de muchos años de trabajo ya que debutó a los 11 y a Grande Pá llegó a los 19. "Ese programa fue una consecuencia de todo un recorrido que yo venía haciendo. Yo era una nena, y llegó esto que fue como ‘uf’, el antes y el después.”
Aunque la escala del éxito podía resultar abrumadora, nunca pensó en detenerse: “Terminé Grande Pá, me subí a un micro, me fui de gira y viví durante años viajando por el interior. No dije ‘cómo yo, que tuve 60 puntos de rating, voy a ir a un escenario con una tabla suelta’. Al contrario: si íbamos al interior con la nena de Grande Pá, el teatro se llenaba.”
Ese éxito masivo, sin embargo, también le enseñó a tomar decisiones profundas sobre su profesión: “Grande Pá fue una de esas puertas que me hizo conocer la profesión desde otro lugar y también poder tomar decisiones. Era todo muy inmenso y uno tenía que responder de determinadas formas que conmigo no eran representativas para nada.”

“Nunca dejé de ser yo, aunque eso me costara puertas cerradas”
Anka recordó que su autenticidad muchas veces chocó con las expectativas del medio: “Yo no sé hacer ciertas cosas que hay que hacer en la profesión para sostenerte en determinados lugares. No es un talento que tenga. Nunca dejé de ser yo.”
Fue entonces cuando introdujo una de las reflexiones más fuertes de la entrevista, donde revisó cuánto le costó haber sido honesta en un contexto donde no se permitía mostrar debilidades: “Cuando escucho y veo artistas que comparten sus heridas y sus experiencias, los miro y digo: ‘Ay, yo fui pionera de esto, chicos’. Claro… y mirá… me condenaron por eso, ¿viste? "
A partir de allí profundizó todavía más en esa época en la que la vulnerabilidad estaba prohibida: “Jamás iba a decir algo que no me representara. Nunca supe mentir. No me sale y no lo voy a hacer jamás.”
Y admitió que esa postura le costó caro: “Convengamos que es muy extraño que a una chica que la buscaban todos los medios, de un día para el otro no la buscara nadie. Hoy digo: y sí, no soy tonta. Hay una mano poderosa. Pero ¿sabés qué? Me hago cargo. Si todo eso pasó por defender mis convicciones, no me arrepiento.”
Incluso sus padres intentaron frenarla: “Mis viejos me decían: ‘¡Cállate la boca, Nancy!’ Pero ¿por qué tengo que decir que el artista es feliz las 24 horas? ¿Por qué caretearla si había chicas que podían sentirse identificadas con lo que a mí me estaba pasando?”
La presión sobre la imagen y el silencio obligado
Durante los 90, las problemáticas de salud mental eran tabú. Ella lo vivió en carne propia: “En ese momento no se hablaba de salud mental. Nadie iba a decir ‘me medico por tal cosa’. Y uno trabajaba con la imagen… era mucho.” Sobre la mirada ajena —y la libertad que encontró en espacios diversos— explicó: “Me encantaba generar polémica. Yo iba a los boliches gay con mis amigos porque me divertía, porque había libertad, porque no había prejuicios. ¿Qué me importa lo que digan? Yo sé quién soy.
A diferencia de otros artistas que tras un éxito así pueden perderse o abandonar la profesión, Anka siguió adelante con convicción:
“Nunca me fui a vender ropa. Siempre viví de mi profesión. A veces mejor, a veces peor, como todos. Pero siempre trabajé de lo mío.”
Además aseguró que aprendió a construir resiliencia desde chica, incluso antes de Grande Pá: “Yo me había armado el barco y el barquito. Si un día el grande se iba, me iba con el chiquito. Y si me sacan todo, me paro en mis pies y arranco de nuevo.”

Un vínculo que perdura: el grupo de las hermanas de ficción
Finalmente, la actriz se refirió al vínculo que mantiene con Arturo Puig, el actor principal de Grande Pa. A pesar de que intentaron armar un chat de grupo con él, "lo avasallamos mal" y él decidió no participar.
Anka destacó el afecto que se tienen y la forma respetuosa en que lo acompañó en un momento difícil: "Si bien nosotros en el tiempo seguimos comunicados y nos tenemos mucho cariño, yo sé que esos momentos que son sumamente difíciles son para pasarlos con la familia de verdad". Ella sintió la necesidad de estar presente cuando despidieron a Selva, la esposa de Puig: "Yo necesitaba ir a dar un vínculo... Yo sé lo que significaba Selva para Arturo y yo necesitaba en ese momento ir a darle un abrazo"
Hoy, a sus 54 años, Anka dice estar más segura que nunca del camino que eligió: “Si no lo hice hasta ahora, ya está. ¿Cuánto tiempo más me queda? Ahora más que nunca sigo mi camino.” Y aunque anticipa desafíos, los enfrenta con entereza:
“Sé que viene un obstáculo grande, un aluvión de mierda. Pero estoy más parada y más preparada.































