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Kike Teruel deja Los Nocheros y sueña con ser gobernador de Salta

Publicado el dia 29/06/2023 a las 11h15min
Kike Teruel deja Los Nocheros y sueña con ser gobernador de Salta

“Un día me desperté dije: ‘Hasta acá llegué'. Mi misión de cantar estaba: llegué a lugares insólitos, hice cosas que no pensé jamás que las iba a hacer con la música. Así que busco otra misión que el universo me tirará”, confía Kike Teruel, a horas de despedirse de Los Nocheros en un show único en el Movistar Arena.

Fueron 37 años, algunos con hasta 200 presentaciones, y si bien en el escenario sigue disfrutando, reconoce que el antes y el después ya no. “No tenés fin de semana. A mis hijos, los tres más grandes no los disfruté para nada. Su primera caminada, sus actos el primer día del colegio: no estaba”, cuenta, más liviano, feliz con la decisión tomada, y también dispuesto a todo lo que vendrá.

El sueño empezó a los 29 años. Corría 1994 cuando se animó a venir a Buenos Aires. La misión: encontrar a Juan Alberto Mateyko. “Te cruzaba a vos, que no te conocía, y te decía: ‘Che, ¿lo conoces a Mateyko?’. Y así a cualquiera en la calle. Era mi objetivo”, recuerda.

Los roles entre los Teruel estaban claros: “Un día le digo a mi hermano (Mario Teruel): ‘Vos decís qué cantamos y yo te voy a decir dónde y cuándo’”. Finalmente, tras tanta insistencia, el encuentro con Mateyko sucedió. “Juan me abrió la puerta de su casa, me dice: ‘¿Por qué querés cantar? ¿Por qué creés que van a entrar?’. Y le digo: ‘Porque nadie canta como nosotros. Te puede gustar o no, no te digo que cantamos mejor que nadie, pero como nosotros, no canta nadie’”. El conductor comenzó por poner a Los Nocheros en el programa, al día siguiente: solo con eso llenaron dos Coliseo.

“En nuestra época de mucho reconocimiento me costaba apagar la luz. Algunos dicen: ‘No, yo no cambié’. Bueno, yo no comparto. Yo sí cambié, cambié y mucho. La fama, lo que uno cree que te da la fama, es muy riesgosa y es muy complicado cuando te la creés. Me pasó, por supuesto que me pasó”.

—Y ahí, ¿quién te acomodó?

—Mi familia. Mi señora y mis hijos y mi hija que sigue acá acomodándome (N de R: señala a su hija que lo acompañó a la nota). Me costó mucho. Uno no nace para firmar autógrafos. Empecé a transitar un camino absolutamente desconocido de salir a los hoteles con mucha gente esperándote. Llegar a un lugar y que todos te conozcan. Cuando hice Talento argentino en la tele ya era toda la familia la que me conocía. Eso tuvo un costo en mi persona pero lo volqué a favor: me hice más sociable yo creo (risas).

—Pero antes pasaron momentos en los que hubo que arremangarse, que ajustar cinturones, ¿no?

—¿Sabés qué pasa? Cuando vos vivís así no sabés que te estás arremangando y que estás empujando el carro. Porque siempre hemos vivido igual. Venimos de una familia humilde, de un papá muy trabajador, de una mamá ama de casa, de andar buscando los precios en los almacenes y andar caminando para que podamos comer. Nunca nos faltó comida. Nunca jamás cantamos para comer. Pero sí nos arremangamos. Era la época que vos hacías fila para comprar algo y cuando te tocaba a vos, ya había aumentado. Mi viejo tenía una Renoleta que le cargaba nafta y la guardaba para usarla en casos de urgencia, porque no te daba el auto para andar. Entonces no me costó arremangarme. Después conocí una vida más fácil, lo cual no quiere decir que sea más tranquila.

Paula Chaves con Tatiana Schapiro

Paula Chaves con Tatiana Schapiro

—Cuando empieza a aparecer una facilidad desde lo económico, ¿cómo lo viviste?

—En ese momento nos dedicamos a viajar, y lo seguimos haciendo: toda mi plata se fue en el mundo, está por el mundo. Porque mis hijos también así han recorrido muchos lugares. Nos dedicamos a eso, a conocer mucho, y yo considero que no malgastaba la plata en otras cosas. No tengo vicios caros.

—Los Nocheros empiezan a crecer y acompañan a sus seguidores en momentos muy significativos de la vida. Saber que estuviste en momentos fundacionales, que una canción tuya acompañó el día que alguien se recibió o el día que murió un ser querido, ¿qué te pasa con eso?

—Hay una vez que me hablaron. Una chiquita acá, en el Garrahan: fuimos a verla porque únicamente reaccionaba con las canciones nuestras. Hay muchos chicos autistas que reaccionan con las canciones nuestras. Al día de hoy, no te puedo explicar qué me pasa... Esa es la parte que no tiene explicación para mí. Es la parte que agradezco y es desde el lugar que yo empecé a ver que el cantar canciones de amor era nuestra misión. Ahí empecé a tomarlo como que sí era una misión. Las tomaba con naturalidad porque si no sí te parte la cabeza. La fama, la plata, poder acceder a otras cosas, no hacés cola más en el banco. Es gracioso porque cuando tenés plata te regalan todo. Cuando no tenés, tenés que pagar todo. Esa facilidad que te da la fama yo la tomé por ese lado: que la música hacía bien. E intenté muchos años, te lo juro, de llevarla para ese lado. Por eso es que dejo de cantar. Mi decisión es por eso: porque yo consideré que la misión con mis canciones ya quedó, mi voz quedó en las canciones ya. Entonces va a quedar para siempre. Estamos en el corazón de la gente. Estamos en la casa. Ya no vamos a salir de ahí. Pero yo sí me salgo para ver desde otra perspectiva.

La familia

—Hubo en todos estos años momentos muy importantes de la banda. La salida de Jorge Rojas, por ejemplo. Y el ingreso de tu sobrino, Álvaro Teruel, que trajo también a una generación nueva a Los Nocheros.

—Nosotros hemos excedido a una cara ya hace años. Una cara, una voz. Ya está la canción. Nosotros somos la canción. Ahora opino lo mismo: los chicos (por Mario, Álvaro y Rubén Ehizaguirre) van a seguir los tres y les va a ir súper bien. La gente, que los quería, los va a seguir queriendo.

—¿Es verdad que vos fuiste el que dijo es Álvaro quién tendría que sumarse en lugar de Jorge?

—Sí. Estábamos en Chile. Hicimos un show con Marco Antonio Solís. La compañía nos informa que teníamos una gira internacional y ahí Jorge confirma que se va. Entonces me acuerdo clarito que la compañía se re enoja porque pensaba que estaba hecho a propósito. Me dice: ”¿A quién vas a poner?”. Y yo le dije: “Ya te voy a decir, ya lo tengo”. Porque le tenía que avisar a Mario que era su hijo. Yo había pensado en él.

—Y avisarle a Álvaro.

—Claro. Esa era tarea del padre. El, Álvaro tenía 18. Hace 18 que está, cumple 36 ahora. En el ascensor me dice el Negro (Ehizaguirre): “Che, ¿en quién has pensado?”. Le digo: “El Alva, el hijo de Mario”. Me dice: “¿Qué? ¿Canta el Negro?”. Ni sabía. Pero como Rubén siempre fue así también, espontáneo y dejar que todo fluya, me dice: “Si vos decís, metele, que quede todo en familia”. Ahí lo llamé a Mario por teléfono a la habitación, le dije: “Che, pensé en el Alva, fíjate”.

—¿Y Mario qué dijo cuando lo llamaste?

—Se quería morir porque, no sé su interna en su casa, el Alva estaba empezando la facultad. Pero él no lo tenía ni pensado.

—Y trajo una generación nueva también a Los Nocheros.

—Y a nosotros nos refrescó. Fue como un botox, diría yo. No sé si el botox te refresca tampoco (risas). A nosotros nos dio ganas porque ya veníamos, como te decía, de 200 shows, de muchos Cosquín, de todo lo que vos soñás, ya de golpe se te hace habitual. Él llegaba y en todos los lugares se emocionaba, se entusiasmaba, y nos volvió a contagiar eso, que sí hace falta de vez en cuando.

—Vos recién dijiste que siempre fueron familia, ¿Cómo te impactó a vos personalmente y a Los Nocheros cuando tu sobrino, Marco Lautaro, fue denunciado y condenado por abuso sexual?

—Horrible. Una situación que sigue. Porque no es que pasó. Eso sigue. Hemos tratado de unirnos mucho la familia. Creo, digo creo, porque sí lleva un tiempo, esto ha pasado hace cuatro años y para lo que pasó es poco tiempo todavía, creo que hemos logrado unirnos. En mi casa hicimos una cadena ahí. Nos hizo ver la vida absolutamente desde otro lado. Porque todo esto que yo te decía de la fama, de la facilidad, de lo que te daba, nos jugó en contra. ¿Por qué digo que nos jugó en contra? Porque hay muchos medios que buscan sangre. Hay muchos medios que yo los condené, yo personalmente, esto es mi opinión, ¿no? Que quede claro.

—Clarísimo.

—No hablan Los Nocheros. Porque cuando dije que no me iba a vacunar han dicho: “Los Nocheros no se quieren vacunar”. No, yo había dicho eso.

—Está claro: está hablando Kike Teruel.

—Hay medios que buscan sangre y no tiene que ser así. Vos tenés que informar. Lo que pasó, estaba. La realidad, la interna de la denuncia y demás, por supuesto que la desconozco. Nunca me senté con mi hermano, que se debe haber sentado con su hijo, no lo sé. Hay partes que no conozco. Pero sí ha sido muy duro. Ha sido un golpe totalmente inesperado. Muy triste para toda la familia, para el apellido, para todos los que están. Para todos los que quedan. Y por supuesto, para mi sobrino también, haber recibido y haber hecho lo que dicen que ha hecho. ¿Por qué digo esto? Porque no se sabe qué ha hecho y qué no ha hecho, yo no lo sé. ¿Me entendés? Entonces yo hablo de esta forma porque ahí es donde me molesta que los medios especulan creyendo que saben lo que está pasando.

—Hay una causa en la Justicia, y es la Justicia la que se expidió.

—Claro, se expide, pero después los medios comentan y vos ves que hay panelistas que yo a muchos y a muchas los detesto porque hablan sin saber y hacen daño. Ya está. ¿Ya se sentenció? Bueno, dejalo ahí. Ya no opines si no conocés la verdadera historia. ¿Yo qué sé de tu familia, de tu casa, cómo vivís tus situaciones? Nada. Entonces no puedo poner en mi boca tu persona o tu familia. Eso a mí me dolió muchísimo y ahí hemos sufrido lo mediático, que fuimos siempre porque en todos los programas marcábamos mucho rating por cantar. Y empezamos a cantar porque era el hijo de Los Nocheros, no era Fulano de Tal. ¿Me entendés?

—Vos crees que más allá de la gravedad de la causa en sí el tema vendía porque era el hijo de Mario.

—Absolutamente. Yo no creo; es así. Así pasó. Al día de hoy, cuando quieren que se note un poco más, vuelven a sacar toda la causa. Ya está. Está bien. Quiero que se entienda bien, no estoy defendiendo ni estoy ignorando lo que pasó en absoluto, porque la interna de verdad la desconozco y la voy a desconocer siempre porque es algo muy íntimo, que respeto mucho a la familia de mi hermano. Pero me da bronca a mí los que hablan sin saber y los que siguen con lo mismo y vuelven. Ya está, ya pasó, ya lo sufrimos. Si no tenés idea lo que nos pasó no te metas porque nosotros la pasamos malísimo. Pero acá vuelvo a destacar a los chicos: nos hemos unido los cuatro. Hemos salido a cantar, y en el primer show hicimos tres teatros llenos en Mar del Plata. O sea, la gente no mezclaba las cosas.

—¿Pensaste que en algún momento esa situación podía llevarse puesto a Los Nocheros?

—Sí, claro que sí. Pensé. Pero empezamos a ver en el día a día la reacción de la gente. Entonces sí: nos llevó puestos, de acá nos llevó puestos. Nos llevó parte del alma y del corazón.

—Además muere tu cuñada, La Moro, esposa de Mario.

—Claro, son desgracias… A ver, la muerte es natural. Todos sabemos que nos vamos a morir. Yo no tengo miedo ni tengo cosa a la muerte, lo que pasó es que era una persona joven y que su familia la necesitaba mucho.

—Y que había hecho muchísimo por la banda.

—La personalidad del grupo eran las canciones de ella.

—¿Qué te enseñaron tus cuatro hijos?

—Que hay que disfrutar. Que hay que perdonar. Y que los errores hay que dejarlos. Hay muchas cosas que no se dicen y mucho porque todos dicen: “No, hay que hablar”. No, hay muchas cosas que desde el corazón las perdonás. Si vos me perdonás una situación ya no la saques nunca más; sino, no me la perdonaste. Eso me lo han enseñado ellos y yo aprendí a hacerlo. Y así vivimos en paz.

—Si le pregunto a tu mujer cuál fue el día en el que te dijo: “Kike te dije que llegaras y no llegaste a tiempo”.

—(Risas) Todos los días. Yo soy de llegar tarde a todos lados. Has hecho una pregunta clave. Soy malísimo, llego tarde a todos lados.

—¿Cuando había que estar, estabas?

—Es que toda la vida programábamos todo para que fuera así. Como los cantores no estamos nomenclados, que hace años que pido eso, fuimos todos los artistas desde esa fecha hasta el día de hoy a pedir que no paguemos impuestos como los actores, porque no sé por qué nosotros sí pagamos.

—¿En los recitales?

—Claro, nosotros pagamos todo y el teatro no paga. Si nosotros también actuamos, si yo no soy como soy cuando canto, entonces yo también actúo. No estamos nomenclados. Los cantantes somos itinerantes. Entonces, yo los sacaba a los chicos de vacaciones cuando terminaban los shows. Todo el verano, que hacíamos 60 shows de enero a marzo, en abril, cuando todavía iban a clases, yo los sacaba a ellos de vacaciones. Pero no les contaban las faltas porque eso sí es ley. Hay una ley que si son trabajadores itinerantes, por ejemplo los circenses, tienen obligación.

El futuro

Aunque Kike Teruel no quiere confesar cuál es el partido que lo buscó, tuvo ofertas concretas para postularse en estas elecciones. Y eligió dejarlas pasar: “Voy a esperar un poco, me quiero preparar”, afirma, convencido de pisar sin prisa pero sin pausa en la arena política.

Quienes lo buscaron le aseguraron que cuenta con un 80% de conocimiento e imagen positiva: “Quiero hacer ahora un trabajo social porque me gusta, no por la política. Hoy está espantoso. Yo me muero si mañana la gente cree que una puerta de mi casa la hice con la política, porque nos costó mucho y no lo voy a tirar por tierra”. Y reflexiona, descreído de las opciones actuales y la crisis política que atraviesa el país: “Yo no soy una persona súper diferente que va a cambiar. Yo no soy el General San Martín, que vamos a agarrar las lanzas. Porque hoy no se puede, hoy te cortan la lanza. Hoy te matan el caballo acá en la esquina”.

—¿Por qué decidiste esperar?

—Siempre vi a los políticos como gente diferente, cosa que ya no lo estoy viendo. Entonces, yo a los políticos los veía allá. La política la veo difícil, veo una montaña rusa complicada. No estoy preparado y todavía no soy diferente porque no te voy a mentir: si yo me meto me gustaría liderar algo. ¿Para qué lo voy a hacer? No me gustaría andar atrás de nadie. Y eso no se puede.

—¿Te gustaría ser gobernador de Salta?

—Sí, claro. Sí, sí, sí. Sí, me gustaría ser líder. Pero me falta un montón. Que lo puedo llegar a hacer creo que sí porque con Los Nocheros tampoco pensé que íbamos a ser líderes de un movimiento popular y lo fuimos, ¿me entendés? Pero tenía compañeros: tenía la mejor voz, tenía el mejor armonizador, teníamos cabeza. Entonces, lo mismo me gustaría.

—Bueno, reconocer que hay que prepararse y armar equipo es un punto de partida.

—Eso me encantaría. Sí te voy a nombrar el partido que me gusta, de mi amigo Ariel Báez de Los Alonsito: se llama CICO, Ciudadanos Comprometidos, y ganó por casi el 80% en Corrientes. Y nadie sabe. Es un partido de él, que todavía no le bajan línea. Él siempre me jode, me dice: “Amigo, metete, vamos juntos”. Si iría, iría con él. Ahí sí me encantaría. Sí, me gustaría jugar así.

—¿Estás más para armar tu propia estructura que para sumarte a algo existente?

—Claro. Sí, me gustaría. Pero como te digo: en casa me vuelan, entonces tengo que esperar.

—¿Te da miedo que te usen, que te convoquen de estructuras existentes?

—No miedo, porque yo ya estoy grande. No me van a llevar puesto así nomás. Pero sí te incendian cuando ellos quieren. ¿Sabés qué pasa? Que está todo muy polarizado. Ahí se baja mucha línea y a mí me eso me molesta. Para un canal somos Venezuela y para el otro somos Suecia. No es así: no somos ni una cosa ni la otra. Dejen de mostrarnos el país así. ¿Cómo está ahora? Que nos muestren la verdad. Empecemos a mostrar la verdad. Tenemos que empezar a buscar nosotros cuál es la realidad, cuál es la verdad. Posta que vamos a un cuarto oscuro a votar, literal, pero porque nosotros cerramos los ojos, no porque ellos nos oscurezcan el cuarto. Hay que pensar bien. Yo no voto mucho, te voy a ser sincero, no voto casi nunca.

—¿Por qué?

—Porque no les creo. Porque no voy a votar por alguien que desconozco. Las listas sábanas esas conozco a uno y a nadie más. Y de ese uno muchas veces no comparto. Hace como 20 años, el primer Mirtha Legrand que hicimos, había elecciones y Mirtha me dice: “¿A quién vas a votar?”. “No, no voto”. Y me dice: “¿No vas a poder viajar, no vas a poder…?”. “No”. “¿Cómo no?”. Le digo: “¿Por qué no?”. El voto tiene que ser optativo. Es más sano que sea un voto optativo que vos te informes a ver qué te ofrece cada uno a que vas a votar al que más sale. Los políticos salen más que Coldplay, ¿me entendés? Tienen más vía pública que Luis Miguel. Eso a mí me jode mucho porque eso lo paga la gente, lo pagamos nosotros. Y se ve mucho las caras y demás. a mí me molesta mucho toda esa parte. Ese sistema no lo voy a poder cambiar. ¿Quién soy yo para bajar de un día para otro un sistema que ya está anclado en este país? Entonces yo sí, me gustaría. Pero como te digo: no es porque tengo espíritu de líder. Simplemente porque me gustaría hacer algo que nadie me baje línea porque mi trabajo sí sería social, y yo estoy seguro que sería así. Pero no va a pasar.

—Recorriste mucho este país y sabés que hay gente que la está pasando realmente muy mal. ¿Qué te pasa con eso?

—Sí. Es un horror. Es horrible. Los hoteles están destruidos en todo el interior. No tenemos rutas. Somos el país con peores rutas del mundo. Yo no digo autopistas: una rápida, otra lenta, otra… No, no. No tenemos. Las rutas acá están hechas para los que tienen taller mecánico, porque te destruyen los autos, te destruyen el micro. Los hoteles no tienen mantenimiento. Te lo juro que hay una falta... Es muy serio lo que pasa cuando viajás. Hay lugares que no tenés dónde comer porque el empresario tiene que cerrar temprano porque no le va gente o porque no puede tener más empleados. O no se abastecen: no hay abastecimiento entonces tenés todo básico. La gente no se da cuenta de eso. No nos damos cuenta. Por eso te digo: tienen que informar de otra manera. Hay que empezar a informar de otra manera. Nosotros tenemos que dejar de pensar en el dólar. Nosotros no vivimos con dólares. Tenemos que dejar de pensar, tiene que dejar de haber la timba que hay en la calle. No podemos tener un país que cada negocio que querés hacer, le metés un dólar. Hay siete, ocho tipos de dólares. Que la gente encima no lo entiende. Nosotros tenemos que vivir: el almacenero remarca también sin saber por qué remarca. Somos todos culpables. Yo no le echo la culpa solo a los políticos ni a este Gobierno eh, porque ya venimos de atrás. Mi papá ha muerto con 85 años y hace años que me decía: “Dejá de renegar vos, desde que yo soy chico pasa lo mismo”. No puede ser. No puede ser que desde que él era chico pase lo mismo que cuando yo era chico y ahora estoy grande, y sigue pasando lo mismo.

—Sé que querés ir a pasar unos meses a Sitges. ¿Te instalarías en otro país?

—Mirá, todas las inversiones que hicimos no solo las hicimos en Argentina sino en Salta. Siempre trabajamos con Salta. Pusimos de todo. Artístico, no artístico. Lo que venga, lo que sea. Así que no: si me voy, siempre es para volver.

Fuente: Infobae