Entrevistas
Leandro Bres: «A los artistas locales se les da los espacios que sobran, y si hay buena voluntad»
El actor y profesor de la EMAD apuntó contra las políticas públicas locales, y reflexionó sobre lo que provocó la pandemia por coronavirus a nivel artístico.
El actor y profesor de la EMAD apuntó contra las políticas públicas locales, y reflexionó sobre lo que provocó la pandemia por coronavirus a nivel artístico.
Leandro Bres, actor marplatense y docente de la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD), cuestionó la gestión cultural local: “Las salas del Centro Cultural Osvaldo Soriano están cerradas hace mucho tiempo por supuestas refacciones. Y artistas que tenían programados sus espectáculos se quedaron sin espacio, en una época del año clave para el teatro. Eso habla del lugar que se le da al arte desde la gestión pública”.
Con respecto a la pandemia por coronavirus, aseveró que no fue un impedimento para ejercer su profesión: “En mis talleres de teatro pudimos trabajar perfectamente. El grupo de niños y niñas lograron crear siete cortometrajes que produjeron íntegramente a partir de sus ideas, que fueron plasmadas en una muestra virtual a través de Youtube”.
Aunque aclaró, que “lo hecho no fue teatro, fue un nuevo lenguaje que surgió, que hay que ver en que se transforma. El teatro necesita el componente de los cuerpos presentes en un mismo espacio y tiempo”.
— ¿Qué es el teatro?
— El teatro es encuentro, conexión y compartir. Implica algo que tiene que ver con lo humano y la creatividad, creatividad entendida como capacidad de transformación. No hay un teatro, hay infinidades de teatros. No debemos limitarlo a la idea de que alguien se sube al escenario a hacer una obra escrita que fue previamente ensayada. Podemos utilizar a nuestro actor para trabajar en un evento, en una promoción, en una animación, y también en una obra teatral. El objetivo es desplegar las herramientas que tenemos como artista y ponerlas al servicio de las oportunidades laborales.
— Actualmente, ¿hay demanda laboral en Mar del Plata?
— En Mar del Plata no abundan las ofertas de trabajo para actores y actrices, de hecho, escasean. Nadie va a venir a tocarte la puerta. Es clave poner el foco en la autogestión, no esperar a que aparezca la oportunidad o que te llamen. Hay que moverse y generar para poder plasmar todo lo adquirido y aprendido en la formación artística o en las experiencias educativas y creativas. Y tener en cuenta, que no hay una única forma de hacer teatro, ni única forma de vivir del teatro. El límite y el impedimento es uno mismo. Hay que dejar de pensar que hay algunas carreras, profesiones u oficios que te garantizan algo. En el mundo que vivimos no hay garantías.
— ¿Qué opina sobre la gestión cultural en la ciudad?
— No atravesamos un buen momento. A los artistas locales se les da los espacios que sobran, y si hay buena voluntad, sin importar en las condiciones que estén. Incluso, a muchos circenses que trabajan en espacios públicos todo el año, no se les facilita nada, ni siquiera la firma de un papel que los autoriza a ejercer su profesión. Son trabas burocráticas y decisiones políticas que atentan a que el arte no esté a disposición de la sociedad, a sabiendas que la mayoría de los espectáculos callejeros no cobran una entrada, lo hacen a la gorra, donde cada espectador abona de acuerdo a sus posibilidades.
— ¿La pandemia fue un impedimento para ejercer la profesión?
— Los impedimentos son para las personas que no tienen la capacidad de ver más allá. Para mí fue un gran desafío creativo. El teatro es un juego, y como todo juego tiene reglas. La clave fue buscar, encontrar y probar alternativas de cómo utilizar las herramientas tecnológicas al servicio de mi trabajo. Claro que hubo una primera instancia de prueba y frustración. Pero más fuerte era, por un lado la necesidad económica, y por otro, la necesidad espiritual, de estar en contacto con mis alumnos, compartiendo y creando.
— ¿Cómo es hacer teatro para las infancias?
— Más complejo de lo que parece. Es un género muy bastardeado, se piensa que a los niños y niñas se les puede ofrecer cualquier cosa. Y en realidad, es un público muy genuino, si no disfruta de lo que ve se desconcentra rápidamente, se para y habla. El desafío es captar su atención desde distintos ángulos, no solo con una buena dramaturgia o en las actuaciones, sino en la totalidad del espectáculo que se les ofrece. Y para eso, hay que conectar con los aspectos que a uno lo une con la infancia, donde el juego y el humor están muy presentes.
La cultura fue uno de los sectores más golpeados, y aún hoy paga las consecuencias de una pandemia que obligó a diversos actores y sectores sociales a reinventarse. Y la actividad teatral no fue la excepción. Necesito de ingenio y creatividad para que la distancia obligatoria y temporal se convirtiera en una nueva expresión, ya no más cara a cara, sino de cara a pantalla. Pero con la certeza de que “el teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma”, expresó el dramaturgo estadounidense, Arthur Miller.