Curiosidades
No teman envejecer: los especialistas aseguran que su máximo potencial es a los 60 años
Un trabajo reciente de dos psicólogos publicado en la revista Intelligence dice que el funcionamiento psicológico general llega a su punto óptimo a esa edad.
Un trabajo reciente de dos psicólogos publicado en la revista Intelligence dice que el funcionamiento psicológico general llega a su punto óptimo a esa edad.
“¿Preocupado por cumplir 60 años? La ciencia dice que es cuando muchos de nosotros realmente alcanzamos nuestro punto máximo”: con este título, Gilles E. Gignac, canadiense, profesor asociado de Psicología, de la Universidad de Australia Occidental, publicó un resumen del estudio realizado con su colega polaco Marcin Zajenkowski, de la Universidad de Varsovia.
“Saber esto resalta por qué las personas en este rango de edad pueden estar en su mejor momento para la resolución de problemas complejos y para el liderazgo en el ámbito laboral”, escribió Gignac en The Conversation.
Atletas y matemáticos confirman este patrón. Los primeros dan lo mejor de sí antes de los 30, los segundos “suelen hacer sus contribuciones más significativas antes de los 35 años”
El estudio que hizo con su colega se basó en rasgos psicológicos que pueden ser más duraderos que aquellas capacidades físicas o matemáticas. En total, midieron 16 “dimensiones psicológicas”, desde “habilidades cognitivas centrales como razonamiento, amplitud de memoria, velocidad de procesamiento, conocimiento e inteligencia emocional”, y además “los llamados ‘cinco grandes’ rasgos de personalidad: extraversión, estabilidad emocional, responsabilidad, apertura a la experiencia y amabilidad”.
Su conclusión fue que varios de estos rasgos medidos “alcanzan su punto máximo mucho más tarde en la vida”. A modo de ejemplo, cita “la responsabilidad”, punto máximo “alrededor de los 65 años” y “la estabilidad emocional”, alrededor de los 75 años.
Entre las otras dimensiones que “parecen alcanzar su punto máximo en la adultez mayor” está “el razonamiento moral”. “Y la capacidad para resistir sesgos cognitivos —atajos mentales que pueden llevarnos a tomar decisiones irracionales o menos precisas— puede seguir mejorando bien entrados los 70 e incluso los 80 años”, dice el autor.
Al combinar y ponderar estas 16 dimensiones, “surgió un patrón sorprendente”, aseguró.
Y es que “el funcionamiento mental general alcanza su punto máximo entre los 55 y 60 años, antes de comenzar a declinar alrededor de los 65 años”.
Consultado por Infobae, el doctor Alejandro G Andersson, neurólogo (MN: 65.836), director del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), confirma que “el hallazgo de que el funcionamiento psicológico general alcanza su punto máximo entre los 55 y 60 años tiene bases sólidas desde la neurociencia moderna”.
“No todo el cerebro envejece al mismo ritmo -precisa Andersson-: mientras algunas funciones declinan, como la velocidad de procesamiento o la memoria de trabajo, otras, como el juicio, la regulación emocional, la empatía, la planificación y el pensamiento moral, siguen madurando hasta esa etapa”.
La explicación, desde la perspectiva neurológica, agrega Andersson, es que “la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones complejas y del control ejecutivo, alcanza su máxima eficiencia sináptica y conectividad funcional recién en la adultez media”, es decir, entre los 40 y los 65. “A esto se suma la maduración de las redes frontoparietales y límbicas, que integran la razón con la emoción -sigue diciendo-. Esa integración, que llamamos ‘sabiduría neurocognitiva’, permite ponderar múltiples variables, considerar consecuencias y resolver problemas con menos impulsividad y más perspectiva”.
La edad no viene sola, suele decirse, y la experiencia que surge de las vivencias es un aprendizaje difícil de sustituir por otros medios.
El doctor Andersson lo explica así: “El cerebro experimentado tiene una mayor reserva cognitiva, producto de décadas de aprendizaje, lenguaje, interacción social y adaptación. Esa reserva permite compensar pérdidas neuronales con redes alternativas y estrategias cognitivas más eficientes. Por eso, muchos líderes, jueces, científicos y políticos de alto nivel alcanzan su máximo rendimiento en esta franja etaria: ya no dependen solo de la rapidez mental, sino del peso de la experiencia integrada con la estabilidad emocional”.

Dr. Andersson: “El cerebro experimentado tiene una mayor reserva cognitiva, producto de décadas de aprendizaje, lenguaje, interacción social y adaptación" (Pixabay)
Un aspecto que también destaca este especialista es que con la edad disminuye la impulsividad, que lleva a reacciones poco meditadas frente a lo inesperado o problemático. En sus palabras: “Otro punto relevante es la neuroplasticidad emocional: con la edad, las amígdalas se vuelven menos reactivas a estímulos negativos, y las conexiones con la corteza orbitofrontal aumentan. El resultado es un mayor control de las emociones, una mayor tolerancia a la frustración y un menor sesgo en la toma de decisiones. Esto tiene valor no sólo clínico, sino también social y organizacional”.
También el médico psiquiatra Ricardo Corral (M.N. 67653), presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras y jefe de Docencia e Investigación del Hospital Borda, en que “algunas funciones intelectuales, o psíquicas o psicológicas tienen un pico máximo que tiene que ver con la memoria, la velocidad de respuesta, el razonamiento, como pasa un poco con el deporte. Esas mejoran entre los 20 y 30 años”, mientras que “diferentes dimensiones psicológicas, las habilidades cognitivas, los rasgos de personalidad, la inteligencia emocional, la flexibilidad cognitiva, la empatía, la cuestión moral y hasta la experiencia en lo económico”, se afianzan hacia la mitad de la vida. “Es lo que estudia este paper: que la gente con más experiencia también tiene un mayor asentamiento de la personalidad, que es algo que se da en la mitad de la vida e incluso más allá”. Estos factores son aún más marcados, agrega, “en esta época en la que la expectativa de vida aumentó, en la que hay mucha reducción de los factores de riesgo, el estado de salud de la población es mejor y está más controlado por los avances de la medicina”.
“En la toma de decisiones complejas tiene mucho que ver la madurez y lo experiencial y la visión del liderazgo por lo vivido -sigue diciendo el doctor Corral- Aunque en eso hay cierta controversia porque unos critican a la gente mayor y otros hacen lo mismo con la gente joven, pero la verdad es que cuando hay un buen funcionamiento de un adulto de más de 50, termina siendo un gran líder, en cualquier actividad profesional o científica, por la experiencia que tiene, por todo el bagaje de vivencias; en síntesis, por todas estas funcionalidades que comento: regulación emocional, juicio ético, etc. Todas esas dimensiones siguen mejorando a lo largo de la vida”.
No todo es memoria, rapidez de cálculo y fitness: para ejercer la conducción, en lo político o empresarial, se requieren otras dimensiones de la personalidad que se potencian con la edad
En el fondo, sostiene, no es muy diferente de lo que sucedía hace 2.500 años. “En la Grecia antigua estaba la junta de los sabios. En la época de oro de Pericles. Si bien había gente joven -en el diálogo socrático de Platón, Cármides tenía 18 años-, la realidad es que los ancianos eran los sabios”, afirma Corral.
Los autores del estudio por su parte consideran que sus hallazgos “pueden ayudar a explicar por qué muchos de los roles de liderazgo más exigentes en los negocios, la política y la vida pública suelen estar ocupados por personas en sus 50 y principios de los 60”.
Escribe Gignac en The Conversation: “Aunque varias habilidades disminuyen con la edad, se ven compensadas por el crecimiento en otros rasgos importantes. Combinadas, estas fortalezas apoyan un mejor juicio y una toma de decisiones más mesurada, cualidades que son cruciales en la cima”.
Constatan de todas formas que a las personas de esa edad, si pierden su empleo, les cuesta reingresar al mercado laboral. Como si no se valoran lo suficiente estos rasgos destacados en el informe. Un factor puede ser la cercanía de la edad de jubilación, si se contrata a una persona de 50 años o más, puede no ser por mucho tiempo.
Por otra parte, hay actividades en las que la edad cronológica es una barrera real porque exigen habilidades físicas o sensoriales que se desgastan. Un ejemplo que cita Gignac es el de la aviación, tanto pilotos como controladores aéreos. Son trabajos, dice, que “exigen altos niveles de memoria y atención”.
La conclusión de los autores es que “la edad por sí sola no determina el funcionamiento cognitivo general” y que éste podría medirse a través de evaluaciones.
“En conjunto, estos hallazgos resaltan la necesidad de prácticas de contratación y retención más inclusivas en cuanto a la edad, reconociendo que muchas personas aportan fortalezas valiosas a su trabajo en la mediana edad”, concluye Gignac.
Cita en apoyo a sus conclusiones, el hecho de que “Charles Darwin publicó El origen de las especies a los 50 años” y que “Ludwig van Beethoven, a los 53 años y profundamente sordo, estrenó su Novena Sinfonía”.
Y sugiere entonces: “Quizás sea hora de dejar de tratar la mediana edad como una cuenta regresiva y empezar a reconocerla como un punto máximo”.
El doctor Alejandro Andersson concluye por su parte: “En resumen, entre los 55 y 60 años, el cerebro humano combina la experiencia, la estabilidad emocional y la madurez ejecutiva, lo que optimiza la toma de decisiones, la empatía y la creatividad aplicada. Es un punto máximo funcional, no una antesala del declive”.























