Una joven argentina fue seleccionada este miércoles entre les 50 mejores estudiantes del mundo por el Global Student Prize 2023, un premio internacional que Chegg.org lanzó en alianza con Fundación Varkey en 2021 y que otorga al ganador o ganadora un total de 100.000 dólares.
Se trata de Victoria Rojas, una adolescente de 17 años oriunda de Posadas, Misiones, que cuenta con numerosos proyectos, entre ellos "Innovaty", una red de jóvenes que busca disminuir la barrera de la desinformación.
Victoria fue seleccionada entre 3851 postulaciones de 122 países y es la primera mujer argentina en haber quedado entre les 50 finalistas del Global Student Prize. Este premio, dirigido a estudiantes que tengan al menos 16 años y formen parte de una institución académica o un programa de formación, reconoce "logros extraordinarios" de jóvenes que estén generando "un impacto real" en la vida de sus compañeres y en la sociedad en general.
"Siento, en primer lugar, que es un gran honor. Pero también tengo la sensación de que no voy a ser ni la única ni la última en ser seleccionada. Todos los que fueron elegidos son unos genios, personas muy admirables, por eso es un gran honor para mí esta noticia", dijo la joven en dialogo con el medio Página12.
En la actualidad, la joven cursa quinto año en el Instituto Politécnico San Arnoldo Janssen n°0418 con la orientación de Maestro Mayor de Obras. "Antes era un colegio solo para varones, porque se estudiaba algo que era considerado un trabajo solo de chicos. Ahora somos un montón de chicas, entonces siento que es una buena noticia y que hay más equidad", agregó.
Otros finalistas:
En América Latina también resultaron finalistas Brian Martínez, de Uruguay, Elisa Torres, de Chile, Georgina Batista, de República Dominicana, Maydelith Zuñiga Cabrera, de Perú, Santiago Páez, de Colombia, Bianca Bearare y Henrique Peixoto Godoi, de Brasil, y Fernando Daniel de Lucio Villalobos y Gerardo Murga, de México.
El ganador del año pasado, en tanto, fue el adolescente ucraniano Igor Klymenko, un estudiante de 17 años de Kyiv que se trasladó a las afueras de Ucrania al comienzo de la guerra con Rusia para terminar su último año de secundaria.
Refugiado en el sótano de su nueva casa, Igor completó sus estudios mientras perfeccionaba un dron detector de minas en el que había estado trabajando durante ocho años.