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SE NECESITAN $33.O13 PARA NO SER POBRE

MAS DE DOS SUELDOS BASICOS

La salteña María Cristina Fiore fue la primera en abrir el debate. “No nos cabe duda de la necesidad del tratamiento de este proyecto, porque la pobreza lamentablemente ha aumentado”, afirmó la senadora que acompañó muchos de los proyectos del oficialismo. Citó las cifras que arrojan el Observatorio de la Deuda Social de la UCA y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para sostener que la inseguridad alimentaria grave, “quienes comen una vez al día o pasa sin comer, aumento de 2,5 millones en 2015 a 5 millones de personas en 2018”, sin contar este último año de agravamiento de la crisis. Luego calificó como “vergonzoso, grave e irresponsable” las declaraciones de los funcionarios del Gobierno que “niegan el hambre”, que también “trae muerte”.

“Acompañamos este proyecto, pero debemos rediscutir el modelo económico de la Argentina si queremos hacer efectivos los derechos sociales, políticos y económicos garantizados en la Constitución”, sostuvo la santafesina María de los Angeles Sacnun (FpV-PJ) y agregó: “Los modelos económicos neoliberales fundados en el endeudamiento y fuga de capitales quiebran ese contrato social”. Sacnun propuso avanzar en la “soberanía alimentaria” para pensar en la producción de alimentos y no solo en el acceso a los mismos.

En un duro discurso, el formoseño José Mayans (BJ) se quejó de la falta de funcionamiento del Senado para discutir los “temas importantes” y que había que discutir la emergencia “rapidito”. Sostuvo que Macri les recortó a las provincias por DNU unos “50 mil millones de pesos”, mientras que los 18 mil millones presupuestados que el gobierno destina a la ayuda alimentaria, “16 mil van a la provincia y la ciudad de Buenos Aires y los otros 2 mil al resto de las provincias”.

Mayans también le puso números a la “herencia” que el Gobierno de Cambiemos le deja a la futura gestión en materia de deuda “que no pasó por el Congreso”: incluyendo intereses y capital, la Argentina deberá pagar 56 mil millones de dólares en 2020; 53 mil millones en 2021; otros 83 mil millones en 2023 y 73 mil en 2024.

“La situación de hambre debería avergonzarnos porque somos un país capaz de darle de comer a 400 millones de personas y no somos capaces de darle de comer a 15 millones”, dijo la rionegrina Magdalena Odarda. “Cuando el dólar costaba 16 pesos, eran de 16 pesos las partidas para alimentos. Hoy el dólar roza los 60 y también son de 16 pesos las partidas para almuerzo en las escuelas y algunos comedores comunitarios”, describió la tucumana Beatriz Mirkin.

“Por segunda vez en la historia contemporánea, la aventura del proyecto neoliberal termina en una hambruna, termina en desnutridos, termina en una tasa de indigentes enorme, y hoy 5 millones de argentinos comen una sola vez por día”, arrancó Fernando “Pino” Solanas (Proyecto Sur), antes de referirse en otro trazo de la política económica del macrismo: “La tasa de desocupación es enorme, el endeudamiento nacional es poderoso, pagamos 3.500 millones de pesos diarios de servicios de deuda”.

Para el jefe del bloque kirchnerista del FpV-PJ, Marcelo Fuentes, “Estamos ante un hecho político significativo: la carnalidad de la visibilidad del hambre” y señaló “que si no fuera por las movilizaciones que incomodan tanto a quienes quieren desplazarse legítimamente, ese sujeto que padece el hambre sería siendo siempre una abstracción”.

“No estamos ante una emergencia producto de un cataclismo natural. No hay inundaciones, tsunamis, erupciones volcánicas o terremotos que quiebren la infraestructura de transporte o la producción de alimentos. Estamos ante un dato de naturaleza política. El hambre en Argentina, con los recursos que hay, es una construcción política”, continuó Fuentes y advirtió: “Si esto no ardió todavía es porque el pueblo tiene la esperanza de votar en octubre”.

La pérdida constante del poder adquisitivo de los salarios explica la cantidad de pobres que generó el gobierno de Cambiemos. Según recordó en una publicación la ex ministra de Producción, Débora Giorgi, el salario mínimo desde agosto de 2016 aumentó un 107 por ciento, pasando de 6810 a 14.125 pesos, mientras que el costo de la canasta básica total para una familia con dos adultos y dos menores se trasladó de 12.489 a 33.013 pesos, con un alza de 164 por ciento. La canasta alimentaria creció en el mismo período 156 por ciento. En ese momento dos salarios mínimos alcanzaban para ubicarse por encima de la línea pobreza, mientras que desde hace dos años dejaron de ser suficientes.

El último relevamiento del Indec reflejó que para el cierre de 2018 el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza fue de 23,4 por ciento, que comprende al 32 por ciento de la población de las principales áreas metropolitanas. Dentro de este conjunto se distingue un 4,8 por ciento de hogares indigentes, que incluyen el 6,7 por ciento de personas en esa situación. Las estimaciones preliminares del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica indican que la pobreza rondaba el 35 por ciento en el primer semestre de este año. Sin embargo, en esa estimación resta evaluar el impacto del aumento de precios que generó la suba del dólar luego de las PASO, que se trasladó de inmediato –por la decisión de las empresas de no absorber la diferencia- en los precios internos al público. Distintos analistas advierten que la pobreza ya alcanza al 37 por ciento y se perfila cerrar el año en torno al 40 por ciento, lejos de la “pobreza cero” que prometió el gobierno durante la campaña presidencial de 2015.

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