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Curiosidades

El estafador de Tinder, el suceso de Netflix, puso al «Gigolo» en el candelero mediático.

La nueva vida de Javier Bazterrica, el gigolo, es dueño de bares y DJ

Por Pablo Andisco para Infobae

Suele ocurrir con los megaéxitos de Netflix. No importa en qué país se originen ni cuál sea su trama, pero una vez que sacuden el universo de la plataforma, cobran vida propia y abren ventanas de todo tipo. La estrella de la N esta semana es El estafador de Tinder, un documental basado en un hecho real a partir de una investigación de la revista noruega VG. Allí recrea la historia de Simon Leviev, un joven que sedujo y estafó a varias mujeres por más de 10 millones de dólares.

En Argentina las redes lo vincularon con el nombre de Javier Bazterrica, conocido mediáticamente como El Gigoló. Ese hombre con look de polista que alcanzó ribetes mediáticos en 2015, cuando Adriana, la hermana de Flavio Mendoza, lo denunció penalmente por haberla estafado por una suma de 5000 dólares que le habría pedido para invertir en la Bolsa.

Sin embargo, este no fue el único caso: fue demandado entre 2009 y 2015: tenía otra causa en Rosario y otras cinco en la Ciudad de Buenos Aires. En 2019 fue condenado a tres años de prisión en suspenso, por lo que no debió cumplirla de manera efectiva.

Consultado por Teleshow, Javier habla de su condena mediática y judicial, de su época de vago y de su actual trabajo como DJ y de cómo lo recuerda la gente en las redes y en la calle.

Habla de todo, menos del tema por el cual todos volvieron a hablar de él. “No tengo idea de qué serie me hablás... ¿Cómo decís que se llama?”, se excusa del otro lado de la línea.

—El estafador de Tinder... ¿Seguro no estás enterado de la serie? ¿Ni te suena de nombre?

—No, te juro que no. Llegué hace unos días de Miami. ¿De qué se trata?

—De un hombre que estafó a mujeres en Tinder por 10 millones de dólares.

—Qué suerte que tiene el tipo, lo aplaudo si lo hizo en el sentido de que le fue bien. Pero yo no tuve que estafar a nadie, por suerte. No sé si la gente está al tanto que gané los dos juicios, como se dice muy poco no hay manera de réplica.

No tengo esa facilidad de labia, de seducir a las minas para sacarle plata. Tendría 20 autos y viviría como un rey y la verdad que no es el caso.

—Sin embargo, tu nombre, o tu apodo, quedó asociado al de un estafador...

—Se quedan con la tele y no con lo que yo soy como persona. Pregunten en Pilar quién soy yo, nunca le robé nada a nadie. Está bien, fui medio vago, laburé poco, viví de hijo. Mi viejo tenía fortunas, entonces la aproveché:

Pero es mi problema ese. Pero acá te ponen un rótulo y quedás así, porque la Justicia es muy permeable respecto de la tele y tuve que ir hasta la Corte Suprema. Jamás me tuve que borrar, ni profugar, ni hacerme el boludo.

Y si rememoramos, ¿por qué Flavio Mendoza hizo tareas comunitarias para no ir a juicio conmigo? Todo eso está en Internet, donde está clara mi inocencia, pero la gente se queda con lo otro,

—¿Qué es de tu vida?

—Soy DJ, estoy tocando en los mejores lugares. Hace poco exploté Belushi en Palermo, la gente no podía creer que iba a tocar de esa manera. Toqué en el Four Seasons, en el Hilton, en fiestas privadas de famosos y puse mi segundo bar, tengo locales de ropa. Estoy bien, lejos de los medios, pero no tanto. Toco música electrónica, un poco de cachengue y lo que la gente pida.

Javier Bazterrica: "Nunca le robé nada a nadie". (Adrián Escandar)

 

—¿Cómo te hiciste DJ?

—Aprendí en los últimos tres años, hice un curso de DJ, me fui perfeccionando en la práctica y hoy estamos tocando en muchos lugares. Nos llaman de Punta del Este, Pinamar, fiestas exclusivas. Se va corriendo un poco El Gigoló y se está instalando el DJ Gigoló, que garpa un poco más. Y la gente se sorprende, capaz dicen “mirá como toca el boludo este que salía en televisión”. Suele pasar bastante. Hace poco toqué en La Plata para 20 mil personas y no saben el cariño de la gente, mal.

—Seguís siendo un tipo de la noche?

—Siempre soy un hombre de la noche, pero hoy por hoy soy un hombre de familia. Los dos se complementan bien. Mi pareja viene a los lugares donde voy, dejamos a los chicos que tienen 10, 12 y 15 años con una niñera, y vamos juntos a los lugares. Y estamos laburando a full, con un espectáculo para adultos de un poder adquisitivo alto.

— ¿Te amigaste con el apodo?

—Ya no me interesa que me digan DJ Gigoló. En un momento te vas haciendo amigo solo por el beneficio de la plata. Pero en lo personal me parece una pelotudez por excelencia, yo soy Javier Bazterrica, jamás entré en una comisaría y no tuve que robar para vivir. Me uní al personaje, pero es un apodo que me parece groncho, soez y desagradable.

—¿Qué te dice la gente? ¿Te recuerdan mucho al personaje?

—No tienen idea la cantidad de buena onda que me tiran en las redes sociales, y sobre todo las mujeres. Es una buena vibra increíble. Saben que soy Javier Bazterrica, que no soy El Gigoló, y que no fue un personaje armado.

—¿Y en la calle te tratan bien?

—Siempre hay buena onda Voy a un café, a un boliche o a tomar un helado y la gente me pide fotos, saludos. Cumple de los hijos, siempre la buena onda. Y cuando voy como DJ o como presencia, cero problema. La gente aprendió a querer al personaje, me dan su buena onda, y yo soy muy dado con la gente. Obvio que voy con cinco custodios por cualquier eventualidad, pero con la gente está todo bien. Jamás tuve que pasar un mal momento.

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